El liderazgo es para todos

Foto por Andrea Hernández

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Tomemos en serio nuestro papel de líderes

Por Paloma Menchaca Meza

Cuando escuchamos la palabra líder pensamos en una persona a la que todos siguen y conocen. Alguien que tiene autoridad para dar órdenes a los demás. Esto de alguna manera es cierto, pero hoy quiero compartir acerca del liderazgo como la responsabilidad que Dios nos ha dado como cristianos.

El liderazgo es una cualidad que está en nuestro diseño. En el principio, cuando Dios le dio a Adán la orden de administrar la tierra y sus recursos, también le otorgó a él y a todos nosotros, la autoridad para ser líderes: «Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo» (Génesis 1:28b). 

También es una responsabilidad que Jesús le dio a los discípulos: «Ustedes son la sal de la tierra… ustedes son la luz del mundo» (Mateo 5:13a, 14a). Con esto les estaba diciendo que debían influenciar a su generación con el Evangelio y su forma de vida.

Entonces evaluemos si de verdad estamos teniendo impacto en las personas que nos rodean o si son ellos los que dirigen nuestras decisiones y acciones. 

En estos días el mundo entero está viviendo tiempos de incertidumbre y temor, pero los que conocemos a Dios podemos transmitir esperanza, fortaleza y salvación con la verdad de Jesucristo.

Para lograr esto, veamos cuatro puntos importantes:

1.   Adquirir sabiduría.

La sabiduría es el conocimiento usado con prudencia y sensatez. Aunque conocemos los valores y principios bíblicos, en ocasiones fallamos en aplicarlos. Es por esto que necesitamos adquirir sabiduría por sobre todas las cosas, como nos dice el libro de Proverbios. 

Salomón, el escritor de este libro, fue uno de los líderes más famosos del pueblo de Israel, ya que durante su gobierno el país tuvo prosperidad, riqueza y fama. Salomón pidió sabiduría al Señor para gobernar bien al pueblo y el Señor se la concedió, llegando a ser el hombre más sabio sobre la tierra.

Jesús es otro ejemplo. «Jesús crecía en sabiduría y estatura, y en el favor de Dios y de toda la gente» (Lucas 2:52). También, esta cualidad es algo muy notable durante los tres años de su ministerio «porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas» (Mateo 7:29). 

Adquirimos sabiduría cuando aprendemos de las experiencias propias y de las de otros, siempre filtradas por la Palabra de Dios. La necesitamos para tomar mejores decisiones, encontrar o aprovechar oportunidades, descubrir principios y relacionarnos con los demás. El libro de Proverbios nos presenta muchísimos consejos prácticos para aplicarlos y obtener dirección, instrucción, propósito y éxito en lo que emprendamos.

Reflexionemos: ¿Estamos dispuestos a aprender y dejarnos moldear por la Palabra de Dios? ¿Qué consecuencias nos ha traído no vivir con sabiduría?

2.   Fomentar relaciones cercanas.

El liderazgo de hoy en día es relacional, es decir, solo lo podremos ejercer en el entorno de una relación; entre más cercana, mayor influencia. Este fue el modelo de Jesús y hasta el día de hoy vemos el resultado de cultivar esa relación con sus doce discípulos. Jesús los amaba, les servía, los exhortaba, consolaba, animaba, enseñaba y los consideraba amigos. 

Jesús influyó tanto en ellos que estuvieron dispuestos a dar su vida para cumplir con la tarea asignada y llevar el mensaje de Jesús a todo el mundo conocido en su época. La relación con Él fue lo que selló en cada corazón sus palabras y enseñanzas. Uno de los propósitos del liderazgo es sacar lo mejor de las personas y que desarrollen su máximo potencial. Esto solo se logra a través de relaciones.

Reflexionemos: ¿Qué clase de relación tenemos con las personas en las que influimos y con las que están bajo nuestra autoridad? ¿Qué estamos haciendo para mejorar o fortalecer esas relaciones? 

3.   Suplir necesidades por medio del servicio.

Jesús lo ejemplificó al no ser indiferente ante lo que estaba ocurriendo en la sociedad y en su círculo cercano. El servicio es lo que hará que el mensaje que queremos comunicar trascienda. Además es una forma de expresar amor hacia nuestro prójimo. 

Otro de los beneficios del servicio es que pule nuestro carácter, al no enfocarnos solo en nosotros mismos. Nos ayuda a ser empáticos, a diferencia del tipo de liderazgo que se ejerce en la actualidad, que solo favorece a los que están al mando.

Reflexionemos: ¿Cómo podemos servir a nuestro círculo cercano? ¿Qué necesidades vemos en la gente que conocemos y cómo podemos suplirlas?

4.   Definir y transmitir el propósito.

No tendremos éxito si no definimos a dónde queremos llegar. Caminar sin propósito desanima y cansa. Por otra parte, si no lo sabemos comunicar, tampoco podremos influir en los demás. Jesús fue bastante claro en el legado que quería dejar: «A los que me diste del mundo les he revelado quién eres» (Juan 17:6a).

Su enfoque estaba en que la gente conociera a Dios y se reconciliara con el Padre. Lo decía a través de sus enseñanzas y milagros. Sobre todo lo demostró en la cruz. Un legado es de gran valor y no podemos dejar que se pierda. Debemos asegurarnos que las personas comprendan la importancia de lo que les estamos compartiendo.

Reflexionemos: ¿Cuál es el legado que queremos que trascienda? ¿Podemos ver el valor real del mensaje que tenemos? ¿Lo estamos transmitiendo con claridad?

Si en verdad deseamos que la vida de los que nos rodean sea transformada por Dios, tomemos en serio nuestro papel de líderes. Marquemos la diferencia y provoquemos los cambios que queremos ver en nuestra generación. 

Al liderar como Jesús nos demostró, colaboramos para que su nombre sea conocido y glorificado en nuestra sociedad.«Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (Mateo 5:16).

La autora  Paloma Menchaca Meza, es de Zacatecas, México y asiste a la Iglesia Cristiana Evangélica de México. Es licenciada en Negocios Internacionales egresada de la Universidad Politécnica campus Zacatecas. Participa en su congregación como maestra, también dentro del rol de predicadores de su congregación. Tiene un llamado a las misiones. Ha colaborado con JUCUM a donde espera volver en un futuro cercano integrándose a un proyecto en Venezuela.  


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