El chisme
Foto por Diana Gómez
El maestro tembló violentamente en su interior
Por Elisabeth F de Isáis (1925-2012)
―¡Hola, profesor! ¿Sabía usted que Yazmín ya no podrá venir a clases? Yo sé que era una de sus alumnas favoritas. Dicen las malas lenguas que ella tiene SIDA.
Aunque aparentó mucha tranquilidad, el maestro tembló violentamente en su interior. Todo había sido culpa de la famosa Yazmín. Semanas antes del fin del primer semestre, ella le había preguntado cómo subir su calificación a diez y él le había dicho cómo. Muy sencillo. Todo era culpa de ella. Claro que había sido halagador que lo encontrara tan atractivo, pero pensar que quizá tuviera SIDA…
―¿Se siente bien, maestro? ―era la dulce voz de la alumna que le había traído el chisme.
―Ah, sí, desde luego, pero me da pena lo que dices de Yazmín. Lástima, ¿verdad?
La estudiante se alejó. El profesor juntó sus libros y abandonó el salón. Camino a su casa, preso de un extraño ataque de nerviosismo, chocó su vehículo en una esquina con un camión de carga y como resultado perdió el uso de una de sus piernas.
De allí en adelante su esposa tuvo que trabajar para sostener a los dos, lo que hizo con mucho amor y espíritu de sacrificio. El maestro nunca le confesó nada, aunque pensar en el día en que recibiera el diagnóstico de SIDA, casi lo volvía loco.
Es indiscutible, el pecado complica la vida.
Tomado del libro El chisme y otros cuentos, Elisabeth F de Isáis, Milamex ediciones.
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